RESEnAS
El alcoholismo: Una esclavitud que mata
"Es como si tuviera una enfermedad inmortal y la medicina o cura está en la tienda, a 4 dólares"- Ryan Rogers
Por: Stefanía Aristizábal Salazar
Ilustración por: Max-O-Matic.
Ryan Rogers es un joven estadounidense de 28 años, que durante 3 años ha consumido un litro y medio de Vodka al día. Su historia está compuesta por su padre, Tim Rogers, que fue un alcohólico violento que murió cuando Ryan tenía 24 años de edad, y su madre, Genene Thomas, que no solo lidió con la muerte de su esposo, sino también con la incertidumbre de que uno de sus 4 hijos podría morir por la misma enfermedad que mató a su padre, el alcoholismo.
National Geographic Channel emitió el documental sobre la historia del joven Ryan el 30 de diciembre del 2012. Este fue presentado como el capítulo 4 de la serie llamada Drugged. El narrador inicia el material mostrando a Ryan en una de sus crisis por encontrar una botella de alcohol en la tienda más cercana, al someterse a estar más de 8 horas sobrio. El foco principal de la pieza audiovisual son las consecuencias médicas del alcoholismo en el cuerpo humano tanto a nivel mental como físico.
“Es como el demonio recordando que soy esclavo de esa botella y que haría cualquier cosa por tenerla”, así lo expresa Ryan en su documental. Las personas como él pueden llegar a depender tanto de la sustancia que literalmente pueden morir sin ella. Sus órganos pedían internamente un llamado de emergencia porque el alcohol los estaba matando poco a poco. El cerebro se reduce, el corazón se debilita y el proceso digestivo se acelera para intentar hacer el trabajo con la comida y con las toxinas de la sustancia. Aunque para Ryan consumir alimentos ya no era una opción, pues sus músculos abdominales hicieron que su estómago se encogiera tanto por la cantidad de alcohol, que perdió la capacidad de realizar su proceso con la comida, y tan solo el intentar ingerir una mínima porción le causaba mucho dolor.
“Yo no como, bebo”, a Ryan no le quedó más remedio que convertir una botella de Vodka en su alimento diario. Los órganos más afectados son el hígado y el páncreas. El hígado por sobrepasar la cantidad de alcohol puede sufrir un colapso y morir, y el páncreas es el que duele al comer, porque el alcohol libera enzimas en su propio tejido y empieza a auto consumirse, causando un intenso dolor y vómito frecuente. Se considera que el primer trago de una persona se dirige al cerebro, lo que produce la sensación de euforia, pero cuando se realiza un consumo excesivo como el caso de Ryan, el cuerpo se pone en modo defensivo y su diafragma se contrae de manera abrupta.
“Cuando me preguntan: ¿Qué es lo que te da más miedo de estar sobrio? La sobriedad, hace mucho tiempo no estoy sobrio”. Para personas como Ryan que dependen ciento por ciento del alcohol, el síndrome de abstinencia es potencialmente peligroso. Este puede llegar a producir que la persona entre en shock, que el sistema nervioso se desestabilice y que esto produzca temblores incontrolables en los músculos, la temperatura sube y el músculo del corazón busca mantener su funcionamiento de manera normal, sin embargo, puede llegar a provocar un paro cardíaco. Dichos síntomas se pueden empezar a presentar después de estar 5 horas en abstinencia. Para un alcohólico, mantenerse sobrio es una acción de equilibrio delicada, además de que puede agravar enfermedades mentales que estaban ocultas bajo las grandes cantidades de alcohol.
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Los daños cerebrales que ocasiona el alcohol puede llegar a producir un síndrome de distorsión de la realidad, tal y como le pasó a Ryan. “Tengo a alguien que habita en mi cabeza que me conoce muy bien y me insulta. Oigo voces, podría oír mis propios pensamientos, me da miedo estar solo”, esta fue la primera razón para que Ryan pensara que podría estar padeciendo de esquizofrenia como su padre. No obstante, este síndrome fue descartado por el médico psiquiatra que lo atendió en el centro de rehabilitación llamado Bay Recovery en el centro de San Diego, EE UU. “Ryan no sufre de esquizofrenia, pues las voces que oye están en su cabeza y no son auditivas, sería diferente si las escuchara exteriormente”, el doctor agregó que descartar una enfermedad como la esquizofrenia es positivo para un paciente alcohólico, pues hay más posibilidades de que deje el alcohol. Sin embargo, la suerte de Ryan fue otra.
Ryan hace parte de las personas que tienen 4 veces más posibilidades de padecer un problema de alcoholismo por parte de su padre, que una persona sin padres alcohólicos. “El alcoholismo no afecta solo a Ryan, nos afecta a todos. Estamos desolados y destrozados por él, ninguno sabe cómo enfrentarse a esto”, así lo expresa su madre. La familia es el primer vínculo que destruye un fenómeno tan agresivo como lo es el alcoholismo. En el caso de la familia de Ryan se frecuentaban peleas porque su abuelo aunque quería ayudar a que su nieto superara su adicción, al ver su desespero por el síndrome de abstinencia, le daba una mínima dosis para calmar la ansiedad, situación que a los demás familiares les parecía absurdo y que estaría retrasando su proceso de desintoxicación.
“Ryan es caótico, es agotador”, “Es horrible haberle visto pasar del ser el Ryan que conozco o conocía al que es hoy”, “Tiene la misma edad que yo y lo estoy viendo morir”, son algunos de los comentarios de su ex novia, hermana y abuelo. Para los casos tan severos como el de Ryan, muchas veces la esperanza no alcanza. “Necesita consuelo, necesita ayuda, solo necesita que alguien llegue hasta a él y consiga que se mantenga sobrio, solo necesita un programa”, exclama una madre desesperada por salvar a su hijo.
Finalmente, Ryan no pudo ser salvado en su tratamiento y murió. En casos como el de él, incluso bajo supervisión médica, un alcohólico puede estar tan débil que no puede llegar a superar la etapa de eliminación de alcohol en su cuerpo. “Cuando salga del proceso de desintoxicación solo quiero trabajar, quiero poder mantenerme y brindar algo a los demás”, fueron de las últimas palabras de superación y esperanza que escucharon sus familiares de la boca de Ryan. Las personas alcohólicas viven bajo amenaza de muerte.
Alcoholismo: Un riesgo adquirido
Actualmente, la percepción que la sociedad tiene sobre el alcohol ha cambiado y se ha transformado en una relación tóxica del día a día, con nuevas problemáticas y consecuencias, como la dependencia física y emocional.
Por: Susana Katich Restrepo
Ellen Goosenberg Kent, realizadora del documental ‘Risky Drinking’ (Bebedores de Riesgo), logró plasmar una nueva premisa acerca de esta problemática a nivel mundial, centrándose en los consumidores estadounidenses. Cerca del 70% de los americanos adultos beben alcohol, convirtiéndose en bebedores que caen en un espectro de riesgo.
Por consiguiente, la narrativa audiovisual tuvo como principal hipótesis: ¿Es usted un bebedor de riesgo? Ante esto, Carrie Wilkens, directora del Centro de Motivación y Cambio en New York, precisó sobre la medición del alcoholismo que actualmente cambió la forma de analizar el uso del alcohol. Anteriormente, el problema con el alcohol se determinaba en cuanto a “tenías el problema o no'' (blanco o negro), ahora se observa y se evalúa como un espectro de riesgo, con relación al tipo exceso o dependencia, que te coloca en un rango especifico.
Por otro lado, es válido recalcar que la producción del documental no se basó simplemente en un enfoque científico a comparación de otros productos multimedia. En este caso, alcanzó a profundizar en el aspecto emocional que rodea a cuatro personas que dependen del consumo del alcohol con diferentes comportamientos, en torno a la salud mental, la familia y las relaciones interpersonales.
Wilkens afirma que, “el mayor grupo de bebedores está entre los 18 y 34 años”, siendo un rango de edad, en el cual muchos les preocupa que el alcoholismo se convierta en un problema crónico”. Por ejemplo, el primer caso es de una mujer estadounidense que recientemente terminó una relación, y para superar la ruptura, el alcohol se convirtió en su salvavidas. “La bebida facilita las citas”, contaba Kenzi mientras se arreglaba para la fiesta de Halloween en Denver, una de las noches donde más se consume alcohol en la ciudad.
Por otro lado, está la historia de Mike, quien destruyó por completo su vínculo familiar debido a la adicción. El alcohol se convirtió en una bebida peligrosa para él y el problema escaló, “era un fácil escape”, manifestó Mike, además de afirmar que, “conseguí otra relación que me gustaba mucho […]”. Adicionalmente, es importante recalcar que el documental permitió que la audiencia observará también el campo de acción de los familiares de la persona alcohólica. En este caso, el hijo de Mike iba a visitar a su padre en vacaciones e inmediatamente se convertía en un tipo de cuidador para él. “Sería bueno que bebiera un poco menos”, se expresaba el adolecente mientras su padre compraba una botella de güisqui para el día.
Con el fin de hablar sobre la recuperación, Stephen Ross, director Centro Médico de Psiquiatría en Adicciones, sostiene que, “la clave es la medicación y las terapias adecuadas e individualizadas, para poner a trabajar todos esos elementos juntos”. En consecuencia, la abstinencia alcohólica repentinamente puede llegar a afectar al cerebro y el sistema nervioso causando problemas de ansiedad, insomnio, temblores, entre otros. De este modo, Ross presenta el siguiente planteamiento:
Menos del 20% de las personas con problemas de alcoholismo, reciben tratamiento. De tal forma que, existe un gran espectro de bebedores, el cual se pretende evitar que progrese hasta el final del rango. Por ende, si no crees que alguien puede moderarse, no debes decirle que puedes enseñarle a moderarse, en cambio dile que la mejor receta es el tratamiento a largo plazo (Ross, S.).
Adicionalmente, tenemos a Rhonda, una mamá que creó un blog llamado, “Mamá que bebe y maldice”. Su historia se resume en la hora feliz de las mamás, una sesión de terapia que para ellas significa reunirse todos los jueves a tomar vino. La gran pregunta de estas madres es, ¿qué haces cuando una amiga se descontrola? Aquí está el caso de Noel, que confirma que, “el alcohol enaltece sus pensamientos y le ayuda a recuperar su aliento”. Consecuentemente, los problemas de una madre soltera se “cobijaron” en el alcohol, transformándose en una consumidora compulsiva.
La directora Wilkens señala que, “para las mujeres beber en exceso es tomar 4 o más tragos y para los hombres es 5 o más. Y si bebes a ese ritmo, el nivel de alcohol sube a .080 o más, que es el límite legal para conducir”. Finalmente, presentan el caso de Neal, un hombre de 57 años que llegó hasta las últimas consecuencias, el final del juego. “Mi vida es una porquería, todo es culpa de la bebida”, manifestaba Neall sentado en una silla sin poder moverse mucho, por cuenta de la adicción, que ya le afectó en un alto porcentaje su movilidad.
Por último, el documental es un producto 100% enriquecedor en elementos visuales y gráficos que apoyan la investigación y los datos relevantes alrededor de todos los casos. En definitiva, “la persona que llega a la etapa de la dependencia física ha agotado el sistema de su cerebro. La razón por la que no paran es porque no pueden parar […]”, concluyó George Koob, director del Instituto Nacional en Abuso del Alcohol y Alcoholismo.