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Capítulo 2

Ruptura y construcción

La familia como principal círculo social donde los vínculos se destruyen

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La familia es uno de los grupos sociales más importantes en la sociedad, siendo la principal relación interpersonal. Asimismo, es reconocida como una institución fundamental que transmite valores éticos y culturales a sus integrantes. Cuando hablábamos del alcoholismo en uno de sus miembros, hay que mencionar que el alcohol es una bebida socialmente admitida, permitida y de fácil acceso, la cual se convierte en muchas ocasiones, en una situación incontrolable que se transforma en un problema familiar. Por lo tanto, el alcohólico es quien rompe principalmente cualquier vínculo familiar al sentirse presionado en su hogar, generando fricciones familiares que resultan difíciles de volver a construir. 

 

Sin embargo, existen relaciones que a nivel familiar se desarrolla en el lugar donde la persona convive y se siente protegido de muchas cosas, por lo que algunas  familias no saben determinar unos límites hasta generar situaciones como, la permisividad frente a las conductas agresivas, a los hurtos y a las responsabilidades del hogar. 

 

Todas las familias asumen de diferente manera la coyuntura, algunas encuentran procesos que logran estabilizar la salud y el bienestar en el ambiente pero otras necesitan de un acompañamiento profesional al perder por completo el control. Una de las causas principales que alteran el funcionamiento familiar se deben al rechazó del paciente alcohólico, al igual que las consecuencias que sufre la familia a la par del enfermo como la agresión psicológica, verbal, física, el abandono recurrente y la responsabilidad con los deberes del hogar.  

 

De modo que, cuando un integrante de la familia padece esta enfermedad o adicción, es necesario o sugerido un acompañamiento desde lo profesional. En este caso tomamos como referencia a  Astrid Guiral, trabajadora social y especialista en familia del Hospital Carisma, quien nos explica que, uno de los pilares de tratamiento es la familia y la parte relacional del individuo, con el fin de no llegar a  un consumo problemático, y si es una elección se pueda acompañar en ese aspecto desde el acompañamiento y la psicoeducación. 

 

Desde el trabajo social, la principal lección al perder ciertos vínculos interpersonales, es renunciar al círculo vicioso, de manera que, la persona alcohólica junto a su círculo familiar debe tener un proceso de construcción y acompañamiento en las dinámica familiares, en cuanto a la identificación de los detonantes de la problemática y las conductas provocadas en los ambientes sociales. 

 

Según el artículo Caracterización del funcionamiento familiar en el paciente alcohólico, “el funcionamiento familiar es considerado como la dinámica relacional interactiva y sistémica que se da entre los miembros de una familia y se evalúa a través de las categorías de cohesión, armonía, rol, permeabilidad, afectividad, participación y adaptabilidad”. Esto quiere decir que, la persona alcohólica puede afectar en diferentes factores el ambiente familiar y sus respectivas dinámicas, contemplando que, la familia sufre en silencio, convirtiéndose en las personas que más consecuencias tienen al enfrentarse con persona enferma o adicta. 

 

La sustancia como tal del alcohol es un depresor, la cual afecta las funciones del individuo, perdiendo la capacidad del autodominio. Por esta razón, de acuerdo con Astrid Guiral,  las familias deben tener claro que el consumo de licor en menores de edad está prohibido, porque tiene una razón y se debe ser consciente de eso. Dado que, la educación frente a esa dinámica familiar, debe favorecer y reforzar esas conductas que se presentan bajo las sustancias o sin tenerla, para que  la figura de autoridad, como integrante de la familia, siempre decida unos límites específicos  y unos condicionamientos para que estas conductas problemáticas no se vuelvan a presentar. 

 

Por otra parte, debemos mencionar que el consumo de alcohol se ha considerado una bebida asociada a ceremonias, reuniones, bautizos, cumpleaños, matrimonios, entre otros eventos que son permeados por la tradición de las familias. Estas bebidas alcohólicas regularmente están presentes en estos ambientes, que para los jóvenes se ha convertido en un gusto, un deseo o una adicción, al recordar en estos ambientes a sus padres y replicar en algunas ocasiones sus mismas acciones. 

 

Dentro de la crianza, se puede determinar cómo los jóvenes  observan algunos comportamientos en las relaciones de mi familia que más adelante son aprendidas. En las festividades es recurrente que se incrementen  episodios de violencia intrafamiliar asociados al consumo de alcohol, incluso en personas que no tienen un consumo dependiente. Según el historiador Claude-Olivier Doron sostiene que, “las inclinaciones hereditarias pueden formarse a partir de los hábitos hasta determinar en las generaciones”. En otras palabras, estos hábitos pueden modificarse para eliminar esos impulsos negativos y convertirlos en instintos nuevos y positivos que contribuyan a la educación y modificación de algunas conductas o tradiciones. 

 

En Medellín, según la investigación Consumo de alcohol en menores de 18 años en Colombia: 2021, el 32% de los jóvenes afirmaron que el consumo del alcohol se considera una tradición familiar. 

 

Finalmente, la familia es considerada solamente como un acompañamiento, porque se convierte en una situación frustrante al no poder tener una solución hasta empeorar su relación con el alcohólico. Este tema, es un ámbito olvidado cuando se tratan adicciones y es uno de los más vulnerables a nivel familiar y social.  

Comenta si en tu familia o alguien cercano ha vivido estas consecuencias que el alcohol le ha traído a su círculo familiar

Divorcio 

Rechazo familiar 

Violencia doméstica 

Desatención familiar 

Abandono familiar 

Otra 

Capítulo 3: Por diversión y presión social

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